sábado, 27 de abril de 2013

Conclusiones sobre Sorrimus (1)

Releyendo a Sorrimus desde su primera intervención en Zona de Juegos, yo me convenzo de que en principio (al margen de que rezuma una prepotencia absolutamente patológica) está plenamente convencido de que le asiste la razón.
Parece partir del principio de que el mundo se divide inequívocamente en dos grandes conjuntos, uno que responde al de sus alumnos (canis según él), que eligen PlayStation por inercia y otro contrario que elige Nintendo porque ha alcanzado un grado de exquisitez suprema.
Partiendo de dicha premisa, establece que todo el que no le reza cinco veces al día a Miyamoto es un ignorante por definición. Paradójicamente este concepto de los demás lo tiene alguien, que a la hora de la verdad acaba manifestando desconocer hasta lo que es un joystick. Que es como si alguien que se considera un exquisito de la automoción acabase confesando no saber lo que es un volante.
Lo verdaderamente triste del asunto, es que tal y como están constituidos los foros mayoritarios actualmente, esa ecuación tan simple, maniquea y distorsionada de la realidad le sirve perfectamente para pasar el día, e incluso para despuntar en determinados casos. Dentro de ese ambiente esculpido a base de expulsiones y desinformación, que efectivamente acaba tan artificialmente estereotipado, que se adapta en un porcentaje muy elevado a su ramplón planteamiento del panorama.
En sus primeros compases, estoy convencido de que Sorrimus es sincero, que cree tener toda la razón. Ha sido amamantado en la doctrina nintendera (lo cual no significa que haya jugado a algo, no confundamos), y realmente considera que el nintendero es la única persona de bien y el único perfil socialmente aceptable, y está tan convencido de que quien no sea de su cuerda tiene que ser necesariamente un indeseable. Tanto como lo estaría Torquemada.

Por eso desde el principio se percibe su distorsión de la realidad, al confesarse abiertamente nintendero, y por tanto admitir que renuncia al principio de neutralidad en el que se basaría todo juicio pretendidamente justo.
Al confesarse nintendero, Sorrimus nos está diciendo que va a defender a Nintendo con razón o sin ella, en lugar de considerarse neutral y haber intentado convencer de que desde una perspectiva objetiva, le satisfacen los títulos de Nintendo por su calidad, pero exactamente en el mismo grado que otros de equiparable calidad de otras marcas y sistemas. Que sorprendentemente es lo que parece intentar al mismo tiempo, eso sí, después de haber enseñado previa y claramente la patita, y exclusivamente en el caso de Dynamite Dux y alguno más, de los que por cierto, se limita a dar el título sin mayor detalle sobre su experiencia.
A partir de ahí se percibe con total nitidez un sesgo de dimensiones sangrantes, en el que todo lo asociado a otras compañías se desprestigia, especialmente todo lo realacionado con Sony con especial saña, y todo lo relacionado con Nintendo se consagra con un acaloramiento grosero y una rimbombancia totalmente extemporánea. A excepción de las tres preguntas concretas, donde sabe que se le observa con lupa y hace todo lo posible para salir medianamente bien del lance.
 Sorrimus se considera hiperlegitimado. Considera que el mundo racional es con caracter universal nintendero y que los que no lo son, practicamente se autodefinen como parias por ese mismo hecho. Desde su perspectiva incial el nintenderismo no es un juicio parcial, sencillamente es el modo natural de vida y el que no esté en eso, no tiene ni derecho a hablar. De hecho, de donde él procede, esos dogmas se aplican rigurosamente. A todo el que no pasa por el aro del nintenderismo ardiente, se le ponen mil etiquetas y se le persigue hasta ser silenciado por completo.

Interpelado por segunda vez asegura que juega a emuladores en presente, pero es evidente que instintivamente a Dynamite Dux, y en definitiva a todos los juegos medianamente antiguos, los nombra inequivocamente en pasado. De hecho creo que todos los juegos los nombra en pasado...
Sorrimus se da el pisto de jugador tradicional, primero porque su primer instinto es poner la pose que resulte más altiva en todos los casos, cree poder justificarlo por edad, que puede hablar de un pasado y de un salón recreativo del que en realidad ha pasado por delante sin entrar, y finalmente porque en principio considera que de alguna manera puede unir ese sentimiento "retro" a la obsolescencia de Wii para justificarla y encumbrarla de paso.
Al final, ni lo uno, ni lo otro, ni lo de más allá.
Con Wii, aunque se obstina en considerarla competencia directa de Ps3 y 360, sospechosamente no la incluye en su corrosiva crítica a la generación actual. Acaba estableciendo que Wii viene a ser más o menos "retro", que su contenido en video es inferior y que sus juegos son mayoritariamente 2D, que ejemplifica con juegos hechos por polígonos como Tatsunoko Vs Capcom.

 Las partes en las que la cámara gira en torno a los personajes, llegó a asegurar que eran videos insertados sobre la marcha.

Para darle validez al hecho de que cuando critica PlayStation pierde los estribos arrastrado por un odio indisimulable, acaba sosteniendo que como "jugador retro" detesta las tridimensionalidad, olvidándose de golpe que los buques insignia de Nintendo que él mismo defiende son tan 3D como los juegos que maldice en PlayStation. De hecho la propia Nintendo64, bastión fundamental del nintendero de libro, del que Sorrimus no es ni de lejos una excepción, posee un porcentaje de su catálogo superior al 95% de juegos en full3D.
Cuando los juegos son sonados en Nintendo los llama "imprescindibles", cuando esos juegos son sonados en otra compañía los llama: esos "tan cacareados"...; Establece un claro sesgo dentro de una misma percepción, según sean de una compañía o de otra pero niega a su vez ser sectario y estar utilizando una doble vara de medir.
Presume de conocer los juegos de Sony y Microsoft de primera mano, aunque admite no tener ninguna PlayStation (excepto PSP por los emuladores). Evidentemente su experiencia se construye a base de ir a casa de algún amigo. Esa dinámica tan acostumbrada de ir a ver juegos de la competencia, del que sabe que va a que no le gusten desde que está saliendo por la puerta de su casa.
Es así como emite juicios sobre Little Big Planet cuya diferencia entre primera y segunda entrega no distingue y despotrica exclusivamente en base a su modo historia.
Mismo caso con Resident Evil, que presume conocer pero desconoce la posibilidad de que muera Rebecca Chambers... debido a que la ha visto el personaje en entregas posteriores.

Aunque cuando se le pregunta por la descripción de "casual" como un interesado exclusivamente en el argumento la identifica correctamente, y reserva para sí la consideración de "jugador-retro", se observa como una constante en sus respuestas que no aprecia en los videojuegos nada distinto a "la historia".
En la lucha VS, considera que los personajes, sin los videos, serían un amasijo de píxeles sin vida, separa Metal Gear Solid 1 y 3, curiosamente los que hacen gala de un guión más sobrio, mientras el Sons of Liberty, a pesar de ser argumentalmente "galáctico" introduce la mayor parte de implementos jugables, que desconoce por completo...; y habla de trasfondos que no deberían convencer a nadie mayor de 18 años.
Me pregunto si considera que el primer Mario tenía un argumento enfocado a mayores de 18 años. Según el concepto que nos presenta de cómo valora un videojuego, ningún juego clásico podría serlo con su modelo actual. Eso es lo "jugador-retro" que llega a ser.
Sospechosamente, bajo su punto de vista, Super Mario Galaxy sí contiene un argumento profundo, mucho más que Silent Hill...

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