miércoles, 15 de mayo de 2013

Erotismo en los videojuegos (5)

Si a un autoproclamado nintendero actual, asiduo a los foros y demás entornos destinados a la mitología videojueguistica, le contásemos que hubo un determinado momento en la historia no-mitológica, en que la compañía de sus amores utilizaba el reclamo de una chica en bikini para instar a la gente a obtener un mejor resultado, lo primero que dirían es... ¿Qué es un resultado? Porque es que ellos nunca han jugado por un aspecto que no sea el estrictamente cinematográfico. La experiencia inmersiva, que llaman ellos.
Si tuviesemos la inmensa fortuna de que hubiesen visto alguna vez al menos un screenshot del Metroid de Nes, conseguiríamos lo que me dijo a mí uno una vez, que en el primer Metroid Samus era sencillamente un robot y la idea de que fuese una chica se les ocurrió en SuperNintendo... así son.
Al final, solo conseguiríamos que nos acabaran diciendo, que si acaso es cierto que Nintendo cayó alguna vez en estrategemas tan pecaminosas, será porque iba por el camino equivocado, y que gracias a la providencia ahora mismo ha enderezado su senda, centrándose en videojuegos castos, mágicos, familiares y en managers de aerobic para amas de casa... porque ahí es donde se encuentra la verdadera jugabilidad. Tras esto se iría a rezarle a Miyamoto en la alcantarilla virtual más próxima.
A jugar no, porque entonces podrían correr el riesgo de aprender algo...

Las noticias frescas para determinados colectivos es que Samus Aran fue una chica desde su primera concepción en Nes. Y estableció la exigencia de acomenter el juego en menos de tres horas para desbloquear un determinado extra, que en este caso es Samus sin armadura. Y en menos de una hora Samus en bikini, no se puede hablar de erotismo en los gráficos de Nes, pero sí de un guiño de complicidad con el jugador de una compañía que en aquellos días había conseguido erigirse como una de las más grandes.


Este extra, aunque con una Samus cada vez más progresivamente recatada, se prolongó en el tiempo pero quedó reducido a lo anécdótico, tras la generación de los 32bits en la que Nintendo se volcó plenamente hacia un mercado infantil y en la que la saga más madura de la factoría ni siquiera llegó a tener ninguna entrega.
En versiones posteriores aún persiste este bonus, que incluyen ilustraciones preciosistas, pero el aspecto erótico no pasa de lo sui generis.




Imagen Retocada

La versión de Samus que ha quedado tras pasar por el molinete del riguroso puritanismo del políticamente-correcto de la Nintendo actual, si bien decir que vuelve al estado infantil resultaría exagerado, sí ha vuelto como mínimo a una candorosa adolescencia.

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